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La preocupante situación medioambiental del planeta, manifestada en fenómenos como el cambio climático, el calentamiento global, la contaminación del aire y el agua o la pérdida de biodiversidad, es uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos como sociedad.

Un reto al que las compañías y sus empleados no son ajenos. La sostenibilidad no sólo es un elemento recurrente en las políticas de RSC, sino también un factor clave en la configuración de la estrategia de negocio de las empresas, cada vez más centrada en la eficiencia de la gestión. Un objetivo, el de la gestión eficiente sus ventajas para el medio ambiente derivadas, para el que la tecnología es un instrumento fundamental. 

TELECOMUNICACIONES Y TELETRABAJO
El desarrollo exponencial de las tecnologías de la información y las comunicaciones permite que, a día de hoy, trabajar en remoto sea una realidad cotidiana. El impacto beneficioso sobre el medio ambiente es evidente: menos desplazamientos, menos energía consumida en los mismos, menos contaminación. El Calgary Economic Development estima que, en un país como Canadá, dos días de teletrabajo a la semana supondrían un ahorro de 380 millones de litros de gasolina. Paralelamente, el cambio de enormes salas de trabajo con decenas de empleados, a veces poco eficientes en términos de iluminación y calefacción, por espacios más reducidos supone otra ventaja en cuanto al consumo de recursos. Lamentablemente, estas soluciones no han llegado a tiempo para impedir la pandemia, pero confiamos en que las lecciones aprendidas nos servirán en futuras situaciones similares y podamos así ofrecer soluciones más efectivas en un plazo de tiempo mas breve. Ojalá seamos capaces de darnos cuenta de que cuando la naturaleza estornuda,  los humanos morimos de una neumonía; algo que debería concienciarnos de la necesidad de cuidar y respetar nuestro entorno, que al fin y a la postre es cuidarnos a nosotros mismos. 

CLOUD
La computación en la nube, basada en la compartición de recursos informáticos, es una tecnología más eficiente que los sistemas tradicionales, administrados a través de plataformas, aplicaciones y servidores propios. Las infraestructuras cloud rebajan el consumo energético, y las emisiones asociadas, de los equipos locales, elevando la eficiencia y reduciendo costes al tiempo.
Un estudio realizado por Microsoft señala que las empresas que adoptan servicios en la nube pueden reducir más de un 30% de media su consumo energético y sus niveles de contaminación por emisiones de carbono En el caso de las compañías medianas, este ahorro de energía y emisiones puede alcanzar entre un 60% y un 90%.

BIG DATA Y ANALÍTICA
Aunque reciente, la aplicación del big data a la gestión ambiental está permitiendo interesentes avances en este campo. La recogida y análisis de datos procedentes de múltiples fuentes -sensores, satélites, estaciones científicas e incluso de los propios ciudadanos- facilita el análisis y la toma de decisiones.
El big data aplicado al medio ambiente recopila en tiempo real datos de fenómenos ecológicos como la evolución de la población de especies animales y vegetales; información del clima en todos los puntos del planeta; contaminación y calidad del aire; evolución de la desertización, reforestación, sequías, efectos de catástrofes naturales, etc.
Pero, además de recoger datos, el principal valor de esta tecnología es la capacidad de procesarlos eficientemente gracias a la potencia de computación disponible. Al almacenarlos, clasificarlos, cruzarlos y analizarlos en su conjunto, empresas y gobiernos pueden disponer de una enorme cantidad de información nueva y una perspectiva global que les permite conocer qué está pasando en una determinada área o en el planeta en su conjunto y tomar decisiones más acertadas. Asimismo, el big data ambiental utiliza datos de varios campos relacionados, como la salud de las personas, para analizar la conexión que existe entre todos ellos.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y MACHINE LEARNING
El empleo de la inteligencia artificial para ayudar a cumplir los objetivos de desarrollo sostenibles de la Agenda 2030 fue uno de los ejes de la pasada Cumbre de la IA celebrada en Ginebra en 2019. En ella se presentaron ejemplos de inteligencia artificial aplicada al medio ambiente: monitorización de la biodiversidad, cartografía de los usos del suelo, detección de patógenos antes de que causen brotes… La conclusión fue que los usos de la IA son casi ilimitados y pueden proporcionar grandes beneficios a la conservación del medio ambiente.
La inteligencia artificial utiliza datos ecológicos y socioeconómicos para generar y mapear información sobre la provisión, valores y usos del ecosistema, desde identificar animales en las selvas hasta detectar vertederos ilegales. Hay numerosas iniciativas, como por ejemplo, el proyecto ARIES de la alianza formada por Conservation International, Instituto de Ecología mexicano, Universidad de Vermont, Earth Economics y Basque Centre for Climate Change. Este proyecto de código abierto y gratuito para entidades gubernamentales y del tercer sector utiliza machine learning para cuantificar el valor del medio ambiente y conocer los factores que determinan dicho valor en una región geográfica concreta.

ROBOTS Y DRONES
Dispositivos veteranos como los robots y más recientes como los drones también tienen múltiples aplicaciones en la protección del medioambiente. Los vehículos aéreos no tripulados pueden llegar a lugares de difícil o imposible acceso a una persona, y en menos tiempo, lo que los convierte en herramientas de gran utilidad en la prevención, vigilancia y extinción de incendios, la reforestación, la retirada de basura en los mares… Los robots también están sustituyendo o colaborando con los operarios en tareas peligrosas o de gran volumen de trabajo, como la citada extinción de incendios o la limpieza de playas. 
Asimismo, actualmente hay drones trabajando en la detección a distancia de incidentes medioambientales, control de situaciones adversas, supervisión de flora y fauna, riego de terrenos…

INTERNET DE LAS COSAS
La multiplicación del número de dispositivos conectados y el próximo despliegue de la infraestructura de red 5G, que facilitará una conexión más rápida para estos dispositivos, contribuirá asimismo a la defensa del medio ambiente. En el entorno natural, hay que destacar los dispositivos IoT dedicados a detectar incendios forestales, dotados de sensores de humedad, temperatura y gases de combustión; o los que ayudan a controlar especies en peligro de extinción.
En la agricultura, los sensores inteligentes ayudan a los agricultores a optimizar procesos según el clima, la humedad o la luz solar, reduciendo la cantidad de agua y los residuos generados. En las fábricas, los dispositivos IoT ayudan a vigilar los niveles de calidad del aire y del agua. Sin olvidar los dispositivos domóticos, que contribuyen a reducir el consumo de recursos en los edificios y hogares inteligentes, bien desactivándolos o hibernándolos cuando no se están utilizando, bien mejorando su eficiencia. 

BLOCKCHAIN
Esta novedosa tecnología de securización de la información es una de las últimas que están siendo implementadas para certificar impactos positivos en el entorno. Entre sus usos se encuentran otorgar tokens a las personas que contribuyan a depositar envases reciclables, reconocer a las empresas que generen energía renovable o eliminen gases de efecto invernadero, o certificar el uso de energías limpias. En este ámbito, se han desarrollado plataformas como GreenLedger, que usa blockchain para registrar los diferentes eventos de una planta virtual de generación y almacenamiento de energía. 

REALIDAD VIRTUAL Y AUMENTADA
A pesar de que la conciencia ecológica es mucho mayor hoy en día que hace una década, aún hay muchas personas que no son plenamente conscientes de la magnitud del problema medioambiental y de cómo pueden contribuir a agravarlo o a corregirlo. En este sentido, la realidad virtual juega un importante papel, al recrear y mostrar al ciudadano medio los efect